Cuando descubro algo realmente bello me cuesta trabajo admitir que probablemente llevaba tanto tiempo ahí, esperándome, y sin embargo no me había percatado de ello. En el caso de la música, siempre lo tengo un poco más difícil, porque suelo estrechar mucho el cerco de lo que me gusta, y me cierro en banda a dar oportunidades a cosas que a primera vista me suenan corrientes. No soy asiduo de programas de radio ni me pongo al día de ningún otro modo que no sean las recomendaciones. Todo lo contrario que con las artes plásticas, entre las que no me cuesta trabajo gastar mi tiempo en navegar por la marea de información hasta dar con cosas interesantes. Hoy Rafa, en una de esas tardes domingueras en las que en principio planea la sombra del juego y al final se acaba charlando y punto, muy al contrario de aquello a lo que nos tiene acostumbrados (suele hacernos escuchar temazos en su terminal nokia que no buscaría jamás), ha sentenciado solemne algo así como que íbamos a escuchar algo realmente artístico. Muy escéptico, he prestado atención mientras olfateaba rápidamente en youtube. Y la verdad es que no esperaba gran cosa, pues la anterior recomendación, según creía recordar, era algo así como los Hidrogenesse cantando te estoy amando locamente, un imposible que, la verdad, no sé si se ha producido o lo ha soñado (tendré que investigar porque parece divertido).
Apenas unos segundos después, allí estaba la chalada de Björk -que he amado profundamente y he aborrecido profundamente en estadíos alternos- maquillada de una manera surrealista -casi una máscara Kabuki- y vestida con una suerte de camisón rosa de superheroína venida a menos -provista de capa-, haciendo unas extrañas muecas casi imperceptibles y un bailecito mínimamente arrítmico con el trasfondo de la guitarra de Raimundo Amador. Antes de terminar de escucharla, yo ya estaba haciendo una búsqueda rápida en mi pantallita de bolsillo y reconstruyendo la historia:
Uno de esos fans terribles que parece que sólo existan en los thrillers norteamericanos, un obseso enamorado de Björk hasta las trancas, decidió acabar en 1996 con la vida de ambos en una especie de lenta y alevosa venganza por lo que consideró el ultraje de que la cantante islandesa mantuviese una relación amorosa con un hombre negro, además de por sentirse ninguneado al no haber obtenido respuesta de ninguna de las cartas que le escribió. Ricardo López, el uruguayo de 21 años que protagoniza esta escalofriante historia, se filmó a sí mismo preparando un explosivo de ácido sulfúrico para la cantante, a la que se lo haría llegar encubierto bajo la apariencia de una oferta cinematográfica; asímismo, también grabó todos los detalles de su propia muerte, incluída la compra del arma, descerrajándose un tiro en la boca tras confesar que estaba obsesionado con ella.
La artista confesó que, tras conocer el suceso (la bomba fue interceptada por Scotland Yard), sintió la necesidad de retirarse y escribir la canción. Así que esta composición desgarrada y que posee la magia de lo jondo del flamenco se pergeñó en Andalucía, lugar escogido por Björk para el temporal exilio, lo que sin duda se percibe en los arreglos del tema.
Yo desconocía que aparte del Greatest Hits -que atesoro entre mis cedés- se había publicado esta canción entre otro asuntos bizarros en un disco de 2003 bajo el nombre Greatest B sides and Rare tracks. Sólo la carátula es ya muy expresiva: Un negativo de los dibujos en blanco y negro del merchandising de aquellos años. Ahora me queda descomprimir el archivo recién descargadito de la Red, introducirlo en el reproductor y exprimir esas diecisiete canciones con fruición.
Apenas unos segundos después, allí estaba la chalada de Björk -que he amado profundamente y he aborrecido profundamente en estadíos alternos- maquillada de una manera surrealista -casi una máscara Kabuki- y vestida con una suerte de camisón rosa de superheroína venida a menos -provista de capa-, haciendo unas extrañas muecas casi imperceptibles y un bailecito mínimamente arrítmico con el trasfondo de la guitarra de Raimundo Amador. Antes de terminar de escucharla, yo ya estaba haciendo una búsqueda rápida en mi pantallita de bolsillo y reconstruyendo la historia:
Uno de esos fans terribles que parece que sólo existan en los thrillers norteamericanos, un obseso enamorado de Björk hasta las trancas, decidió acabar en 1996 con la vida de ambos en una especie de lenta y alevosa venganza por lo que consideró el ultraje de que la cantante islandesa mantuviese una relación amorosa con un hombre negro, además de por sentirse ninguneado al no haber obtenido respuesta de ninguna de las cartas que le escribió. Ricardo López, el uruguayo de 21 años que protagoniza esta escalofriante historia, se filmó a sí mismo preparando un explosivo de ácido sulfúrico para la cantante, a la que se lo haría llegar encubierto bajo la apariencia de una oferta cinematográfica; asímismo, también grabó todos los detalles de su propia muerte, incluída la compra del arma, descerrajándose un tiro en la boca tras confesar que estaba obsesionado con ella.
La artista confesó que, tras conocer el suceso (la bomba fue interceptada por Scotland Yard), sintió la necesidad de retirarse y escribir la canción. Así que esta composición desgarrada y que posee la magia de lo jondo del flamenco se pergeñó en Andalucía, lugar escogido por Björk para el temporal exilio, lo que sin duda se percibe en los arreglos del tema.
Yo desconocía que aparte del Greatest Hits -que atesoro entre mis cedés- se había publicado esta canción entre otro asuntos bizarros en un disco de 2003 bajo el nombre Greatest B sides and Rare tracks. Sólo la carátula es ya muy expresiva: Un negativo de los dibujos en blanco y negro del merchandising de aquellos años. Ahora me queda descomprimir el archivo recién descargadito de la Red, introducirlo en el reproductor y exprimir esas diecisiete canciones con fruición.
1 comentario:
Esta mujer es imposible y estupenda...
La primera que hoy hablar de ella fue en París, en casa de una italo-brasileña compañera de l'Alliançe Française que vivía a todo plan en un precioso apartamento con un chavalito francés, al que abandonó en breve para liarse con una polaca después de haberme preguntado en un karaoke qué hacía... Ya lo sé, la historia es un poco como ella o algo...
Besos...
;)
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