20 abr 2010

Searching (Serge Spitzer)


Todo está conectado y entrelazado, y sin embargo todo es accidental. Eso se desprende de nuestra particular e individual recepción de la información, lo cual se advierte con especial clarividencia en momentos como este en que fenómenos de una magnitud tal nos empujan a saciarnos de información reciente, actualizada y variopinta. Un volcán escupe cenizas y, en un impredecible efecto mariposa, una concatenación fabulosa (entiéndase por su tamaña proporción) de sucesos dan lugar a una miríada de consecuencias en principio inapreciables por la mente humana. Los que de alguna manera hemos dependido del caos aéreo nos hemos visto sometidos a la tiranía de los mecanismos actuales de la información -diarios digitales que publican informaciones contradictorias y páginas oficiales de organismos a los que se presupone cierta fiabilidad que ofrecen un farragoso calvario hasta llegar al dato que ansiamos-.

En el proceso en que adquirimos toda esa información, y dado que en nuestra posición ante la misma no hay en absoluto un ansia de linealidad, llegamos a perdernos en vericuetos que nos arrojan fuera de la nube de influencia, a los márgenes de subinformaciones que en nada afectan a nuestros intereses iniciales. Es más, se pierde toda noción del tiempo y hasta las intenciones. De algún modo, esa manera de percibir información -caótica, laberíntica, rizomática- obtiene éxito en los parámetros narrativos actuales; los guiones de mayor seguimiento en las audiencias de todo el planeta se alimentan cada vez más de estructuras desordenadas plagadas de invisibles vasos comunicantes que nos lanzan bruscamente a un momento u otro de la narración, incluso a miles de micronarraciones casi independientes. Ya que somos adictos a este proceso informativo anárquico, del que sólo se libran las mentes más concienzudas -disciplinadas a no saltar frenéticamente de un hiperlink a otro-, no es de extrañar que las narraciones contemporáneas lo asimilen claramente. Véase el célebre caso de la serie televisiva Perdidos, en la que los flashbacks, flashforwards y flashsideaways (miradas al pasado y al futuro de los personajes, y extraños entrecruzamiento de tiempos distintos) se trenzan en un impresionante e inabarcable mimbre, cuyo mapa conceptual podría adquirir una forma orgánica, caprichosa y ramificada.


Todo este prólogo viene al hilo de una instalación artística recientemente planteada en el parisino Palais de Tokyo, a cargo del creador Serge Spitzer, con el título "Re/Search: Bread and Butter with the ever present Question of How to define the difference between a Baguette and a Croissant" (Re/Búsqueda: El pan y la mantequilla ante la cuestión siempre presente de como definir la diferencia entre una baguette y un croissant). La obra en cuestión, ya de por sí dotada de una nomenclatura a la que difícilmente nos podemos enfrentar con indiferencia, posee un extraordinariamente explícito carácter arbitrario: Consiste en la trayectoria más o menos aleatoria de tubos interconectados de aire comprimido al modo de aquellos que se utilizaron en otros tiempos para hacer llegar mensajes escritos desde las centralitas de telégrafos a los diferentes departamentos comerciales. No solamente queda en evidencia la obsolescencia de determinados mecanismos de comunicación -un laberinto de tubos con propulsión neumático, el mensaje escrito en papel-; también parafrasea el paisaje de internet, cual metáfora de un imaginario skyline. Si tratamos de esbozar un mapa de la información que cada uno de nosotros selecciona y persigue, a buen seguro que se dibujarían en el aire unos bellísimos bucles salpicados de orificios entrantes y salientes.




Fotografías por cortesía de Palais de Tokyo









.

No hay comentarios: