Cerrado, muy pasadísimas las cinco de la tarde. Otra alma en pena aguardando ya ante la vieja puerta de palillería, enarbolando una típica timidez muy propia de las labores calladas que se acometen en el arte de encerrar libros. Parece que hay una segunda entrada, a la que se llama por segunda vez. Decido dar una vuelta para volver después, y justo en el instante que cruzo –temerariamente, sin mirar- la calle un soniquete tubular me avisa de que debo volver sobre mis pasos.
La mirada, como siempre, algo turbadora. Dice reconocerme. Empezamos a hablar de los papeles que me apetecen, las cualidades que necesito para un trabajo especial. Y su aliento algo ajado sin llegar a ser desagradable me devuelve imágenes de conversaciones pasadas en las que el tiempo ya se había derretido mucho antes.
La suerte está de mi parte y ella dice haber vuelto de China no hace mucho, antes de su dolorosa lumbalgia; y con ella unos fabulosos pliegos de texturas exquisitas y cualidades matéricas naturales de las que persiguen la eternidad. Está encantada de que vaya a dibujar en esas hojas livianas con tinta de un negro profundísimo. Decide emplear una parsimonia cuasi orgánica al esmero de desenrollar cada mercancía, y muy a pesar de que me enamoro del primer ejemplar, ella ya ha decidido emplearse a fondo conmigo y debatir sobre la fibra y la transparencia de todos ellos.
Por momentos es antipática, debido a que algunas de mis osadas simpatías no cuajan del todo en ese entorno sagrado. Aunque, de todas formas, en verdad está encantada.
Luego parece no querer venderme apenas nada. Restringe un mucho la cantidad de lo que podría llevarme y porfía incluso para mantener los papeles que quiero unos días más, por algo que tiene que ver con el cálculo exacto del precio a dirimir. Arguyo un par de mentiras que no obstante contienen gotas de verdad, y me voy haciendo pesadamente con retazos del material deseado. Palpo un poco un rollo de seda finísima para pintar, y un delicado papel con oro, cosas que me prometo para otras ocasiones. Y me descubre unos folios medianos hechos a mano, de un papel que semeja un tejido, que consigo comprar con mucho menos esfuerzo; y otros recamados con un sutil jaspeado japonés en apenas gris perla…
Poco a poco ella decide contarme mucho de sus intenciones y sus empeños, abre cajoneras y vitrinas para mostrar orgullosa como cosió las poesías de otros en una compostura esmerada. Dice que malvive para conseguir esos acabados, o eso acabo entendiendo de sus frases rasgadas con humo de tabaco negro, y cuando me tiene más atrapado, unas dos horas después, en historias que no había venido a escuchar, dispone dar carpetazo a lo que de pronto denomina clase magistral. Yo sonrío en dos sentidos, para afuera y para los adentros también, y entiendo que tengo más de lo que podría haber imaginado.
Y al respirar de nuevo la tarde, arrullado por la calle viva, me detengo feliz a pensar que pocas veces se detiene uno tanto a comprar algo, abrumado por la porfía y la disquisición; y decido que todas las horas que queden del día tengan esta textura de hojas de té y este aroma de almizcle. Y camino muy despacio con mis tesoros que pesan poco colgando de una mano. Y llego, y no me atrevo a desplegar los papeles ni aún dibujar nada en ellos. Hoy no.
5 comentarios:
y todo esto para derretirme... literalmente... no?
ya entreveo que te traes entre manos... pero no quedará lejano de las delicias que escribo sobre ti, aunque me regañes y esas cosas...
Porque cuando tengas el texto... estaremos tan ajustados de tiempo que no habrá tiempo ni para cambiar un ápice...
Y así te devolveré mi pequeña travesura...
Casi puedo oler al papel de Poe... Porque estuviste allí y solamente yo lo he adivinado!
;)
¿Has estado a punto de morir atropellado?
¡Parece un capítulo de algún libro de Carlos Ruiz Zafón!
¿Has escrito "en verdad"? Uff...
no creas que no anda rondándome la idea de hacer un museo virtual, como el sugerido por Isidoro... me encanta la idea del "Museo Intercambiado".... ya hablaremos... Necesito tu ayuda
;)
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????????????
plano blanco
de asesinato
manchado.
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