15 ene 2009

rehistory I: irene andessner


I. A. Mozart(?) 2005-2006, de Irene Andessner; con reflejos de la obra de Pablo Alonso Herráiz.

No ocurre siempre que una exposición en una galería de Málaga resulte realmente excitante; contamos tan sólo con tres galerías dedicadas al arte contemporáneo en el centro de la ciudad (Alfredo Viñas, la más veterana; Javier Marín, con un currículum más que interesante a sus espaldas; y la sala de Isabel Hurley, con un futuro al parecer tan prometedor como su buen gusto en todos los sentidos), más una que desarrolla su actividad en el extrarradio (Gacma, que se instala en un polígono industrial y filtra por tanto muy mucho las visitas más o menos interesadas a una programación también sugerente.

En esta ciudad se ha dado un gran vacío durante años (¿décadas, probablemente?), y ha llovido mucho (es un decir) en el periodo en que Alfredo Viñas ha caminado en solitario en lo que al Arte Contemporáneo respecta. Málaga se está maquillando de modernidad mal entendida a costa de las cotas al alza que supone todo lo picassiano (como decía Rogelio López Cuenca, la picassización de Málaga y algo así como la malagueñización -interesada, añado yo- de Picasso); no obstante, ello ha conllevado al mismo tiempo una más lenta -aunque espero que segura- modernidad bien entendida paralela a la anterior y curiosamente compatible; será por aquello del cosmopolitismo, la indolencia endémica y otras virtudes de esta hospitalaria ciudad.

Volviendo a lo que nos ocupa: Me detengo a observar una exposición de galería desde la óptica que se aplicaría más bien al circuito no comercial de exposiciones. Es el caso de Rehistory, muestra abierta en la Galería de Javier Marín hasta el 24 de enero y que nos plantea si nos encontramos ante un magnífico curator o simplemente un inteligente galerista. Dejando a un lado los condicionantes físicos que quizá enturbien en algo el discurso de algunas de las obras (las piezas de Genovés se desplazan de las zonas de contemplación a las de tránsito y las de Tyler parecen encerradas en el sótano debido al acotamiento excesivo de la planta inferior), lo que más brilla a mis ojos es el hilo argumental de la propuesta, que juega con cartas de primer nivel y termina por proporcionarnos un jugoso entramado de narraciones históricas o metahistóricas.

I. A. Mozart (?) 2005-2006, de Irene Andessner.

Lo primero en subyugar es lo más seductor, que no obstante rezuma calidad y sofisticación a espuertas -mi amigo Juanito diría a chorros-. Me refiero al trío de piezas de Irene Andessner: Un par de fotografías y un vídeo en los que remeda ser Wolfgang Amadeus Mozart mediante un impresionante trabajo de caracterización y una impecable labor fotográfica. Andessner tiene la misma bizarra obsesión que encumbró a Cindy Sherman y que actualmente sostiene a Yasumasa Morimura en la cresta de la ola; autorretratarse hasta el paroxismo y meterse por tanto en el pellejo de una multitud de personalidades que van desde la Virgen María hasta Madonna pasando por el mismísimo Mozart. La Sherman lo hace en otro orden de cosas, para subrayar carencias y evidenciar dramas, y Morimura pare encarnar otra cruzada más del choque de culturas. Andessner, por su parte, parece más interesada en reinventar la historia -que fue escrita por hombres, al parecer también pintada por hombres y en la que los hombres pintados constituyeron la verdadera galería de ilustres que todos recordamos- y aportar una nueva visión deliciosamente feminista.

Y ya que el verdadero feminismo, el más hermoso, consiste en hacer justicia, las piezas de Irene Andessner -que no exhiben resentimiento alguno- fluyen en una cadenciosa armonía que apenas sugiere el cuestionamiento de los patrones establecidos; más bien los complementa sin zaherir.

La pieza de videoarte expuesta es una especie de videoclip enmarañado pero perfectamente tejido que va sorteando la figura de Mozart a cuenta de destapar el making off de su trabajo fotográfico; allí es donde sus identidades de mujer artista y músico sobre el que planean una serie de dudas conviven. Y lo hacen mediante una secuencia rítmica más que interesante, con briznas de Rock and Roll y champagne, lo cual nos lleva inmediatamente a la Maria Antonieta de Sofía Coppola -lo cual, por supuesto, me deleita-.

Vean más en www.andessner.com

2 comentarios:

ANA dijo...

Habrá que ir a verla...no?

Ya tenemos los billetes para Basel!!!!

Besos, lindo!!!!

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.