4 oct 2011

en un desierto de Nevada

"Salomón y la Reina de Saba". Guillermo Pérez Villalta.
Suele ocurrir que la manera en que nos enfrentamos al arte varía sustancialmente a partir de la propia experiencia. A principios del verano, recién inaugurada la gran exposición "Las metamorfosis y otras mitologías", de Guillermo Pérez Villalta, en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, tuve una sensación muy cercana al empalago que ya había experimentado hace unos años en otra expo que hizo este pintor tarifeño en la Galería Soledad Lorenzo de Madrid. A Pérez Villalta le tenía más estima artística en otra etapa de dibujo menos surrealista y menor filiación estética hacia la ilustración infantil. De aquél Pérez Villalta queda la afición por las tramas modulares, las perspectivas forzadas y la veneración de los clásicos. Pero se le han sumado, en mi opinión, demasiados ingredientes decorativos, constituyendo ahora una suerte de virtuosismo técnico que suele degenerar en un barroquismo delirante y a veces hortera.

Este fin de semana regresé al museo para ver de cerca el cartelón de la Bonvicini -arte verbal conceptual donde los haya-, y me tomé a Pérez Villalta con algo más de respeto, quizá porque iba acompañado de otro par de ojos que me asían del brazo de la memoria y me hacían despertar otros intereses. Fue cuando volví a mirar este lienzo; "Salomón y la Reina de Saba"; con todos y cada uno de los condicionantes peyorativos que le había asignado.


Pero se produjo la magia. En el lapso del verano, mi retina se había apropiado ya de una retahíla de imágenes fotográficas descubiertas azarosamente en unos de esos vagos deambulares por la red. Fotografías que uno de mis contactos de Flickr -K239, no he podido constatar un nombre real para este avatar de aspecto totémico- había colgado a colación de su estancia en el efímero festival Burning Man 2011. Para todos aquellos que no lo conozcan, diré que se trata de un macroevento pseudoartístico en mitad del desierto de Black Rock, en Nevada. Allí se erigen majestuosas -las más de las veces- y extrañas construcciones que emulan las caprichosas arquitecturas fantásticas de los pintores flamencos de la Baja Edad Media. O que reavivan la pasión por el paisaje futurista. O vete a saber.





El festival se nutre de construcciones de carácter temporal levantadas en medio de la inmensa planicie del desierto. Cuando el evento toca a su fin, todo arde para renacer de sus cenizas el año próximo. Y entre tanto, el lugar es habitado por humanos deseosos de convivir en un lugar sin leyes más eficientes que las de la propia naturaleza, dándose un colorista y variopinto esquema de coexistencia.

Al ver a los reyes bíblicos según Pérez Villalta, de nuevo, los situé como edículos extravagantes o entretenidas follies de un imaginario jardín de esculturas. Alcé la mirada hacia las torres de marfil que se ubicaban en peligroso equilibrio sobre la escueta superficie de escarpadas mesetas, todas ellas correlato del espíritu a veces quebradizo y fantasioso del ser humano. Y, en parte, me reconcilié.




Me parece más que recomendable visitar la galería de fotos que dedica k239 a Burning Man 2011.

Aquí dejo el enlace al curioso festival el desierto de Nevada

Por aquí la hoja de sala de la expo de Pérez Villalta en el Cac Málaga. 





.


No hay comentarios: