30 sept 2011

es viernes


La foto que sugiero este viernes tiene título: "CMYK - The Elements of Typografic Style"; se trata de un bodegón fotográfico en que el artista reúne los colores esenciales en el diseño gráfico -la cuatricromía de la que se nutre cualquier tonalidad: cyan, magenta, amarillo (yellow) y negro (black). Regreso a esta imagen muchas veces, para descansar la retina de la contaminación visual que nos rodea. Creo que es sencilla y eficiente. Hoy la comparto con todos, aunque pertenece a un tal Barbapapá... (no me puede encantar más ese nick).

Como banda sonora elijo Life in Technicolor (Coldplay). Publico la entrada bien pronto porque esta foto y esta canción bien merecen un martini rojo con aceituna. 








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29 sept 2011

Me gusta lo que hace... Carla Fuentes


Suele darme por lo mismo, una y otra vez; por regocijarme en esa idea helicoidal -por aquello de que se retuerce hacia sí misma para hacerse una pregunta- del artista que dibuja o pinta mal bien. Dibujar mal bien, qué maravilla. Ese descuido de las proporciones, la perspectiva y la dirección del trazo; y sin embargo, hallando una constante. Con esta chica, a la que cliqueo más comúnmente como "Little is drawing" -su alias en internet-, siento una especie de regusto por algunos lugares comunes en los que puedo recrearme. Sobre todo -y sin menospreciar sus retratos, que están fabulosamente mal bien dibujados- en el amor a las viejas cámaras fotográficas, como las Polaroid o Kodak que reinterpreta irradiando color hacia el mundo.





Tan interesante es la revisión del especímen -que no descuida ni un detalle, aun en su deformación- como la trama abstracta que emulsiona como discurso correlativo. Por no hablar de las cualidades texturales, que siempre nacen de bolígrafos y rotuladores, ocasionando una urdimbre insistente, adolescente. Definitivamente, quiero uno de estos dibujos.
  







La primera vez que ví sus dibujos fue en aquello tan antiguo de Fotolog... Aunque en su Flickr está todo más a mano y localizable, dónde va a parar...

También tiene un blog muy socorrido y que se llama cuaderno de todo, donde puede uno perderse. 

Y sí, también saca adelante un tumblr, uno especial, con un proyecto único -Dream- donde Carla dibuja sobre sus sueños y los escritores anónimos -se trata de un proyecto abierto a colaboraciones- relatan cada dibujo. Darle la vuelta al concepto de ilustrar narrativa.

Por si se marean ustedes con tanto link, lo mejor es ir a la central y ya desde allí tomar un camino u otro:  www.littleisdrawing.com/





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28 sept 2011

Esto no es arte contemporáneo (mientras ella no estaba)


Agustín Sciannamea se levantó una mañana constatando que Ella no estaba en casa (al parecer deambulaba por una feria, y no especificó si era una de esas megalómanas de arte o de esas otras con atracciones y chucherías). Al encontrarse solo en casa, decidió construir una suerte de jardín de esculturas en su honor; ante los muros de un blanco nuclear dispuso complejas instalaciones trufadas de objectstrouves y detalles personalísimos que aportaban tufillo autobiográfico al asunto. La sentencia posterior es elocuente: sólo el registro fotográfico sabrá distraer a las arenas del tiempo.

Admirable el grado sugerente y exquisito del homenaje, dado que hubo de poner la casa patas arriba y remover Roma con Santiago para finalmente encontrarse con los fantasmas de su inspiración. Después de tamaña osadía, Él prometió ofrecerse a sí mismo como sujeto/objeto a ser intervenido. Pero esa sería otra historia, que nos es velada, de la cual nunca tuvimos noticias.




Me topé con estas instalaciones ficticias en su flickr personal.




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23 sept 2011

es viernes



Es viernes. Os dejo con una preciosa fotografía de Manu Meik, y con la voz de Adele (Turning Tables, 21).





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22 sept 2011

el cubo blanco


En el año 2006 los responsables de la fundación Montenmedio de Arte Contemporáneo -uno de esos lugares a los que quiero volver para, por ejemplo, comprobar lo que ha hecho James Turrell- invitaron a Gregor Schneider a llevar a cabo una intervención site-specific con carácter permanente en un llano rodeado de pinares dentro de la dehesa situada en Vejer de la Frontera -Cádiz-. El proyecto en cuestión, concebido como lugar para elogiar la paz y la tolerancia, deviene de otro anterior, que fue considerado polémico en su momento, por el que el artista pretendía instalar una réplica en volumen y dimensiones de la Kaaba, el monumento sagrado por excelencia de la religión islámica, en el centro de la famosísima plaza de San Marcos, en el contexto de la Bienal de Venecia. Tanto en esa ciudad como en Berlín se había denegado al creador teutón la posibilidad de erigir dicha simbólica imagen, un sencillo cubo de color negro, bajo el pretexto de que podía resultar hiriente para la sensibilidad religiosa musulmana. Hay que añadir que esas prohibiciones tuvieron lugar sin que en ningún momento se pronunciara al respecto autoridad alguna entre las comunidades mahometanas de Italia o Alemania. Simplemente, el proyecto se ocultó por prudencia y se prefirió mirar para otro lado.


Con su obra "Cubo Cádiz", Schneider da la vuelta al calcetín y de alguna manera subvierte el concepto original -quién sabe si para distanciarse lo suficiente de un símbolo grabado a fuego en el inconsciente colectivo-, dando lugar a una igualmente esencialísima forma primigenia y pura, como se puede decir también de la Santa Kaaba, piedra angular del rezo coránico. Siempre he pensado que aquellos árabes del protoislamismo construyeron una de las más bellas imágenes para representar el entorno de lo sagrado. Un cubo de piedra luego revestido de sedas negras con bordados en oro entresacados de versículos que ensalzan la divinidad. No hay catedral, mezquita ni sinagoga en el mundo con tal economía de medios y tal capacidad de canalización de conceptos efectivos de lo sublime. Si Dios tiene un lugar en el mundo, si escogiera una casa, parece bastante apropiado que se decidiese por ese paralelepípedo de aristas perfectas, quizá la mayor evidencia de lo terreno -casa de Dios, en la tierra, construida por la mano del hombre-.

No es de extrañar que tras diversas negociaciones, la obra original (el cubo réplica en color negro) se levantase finalmente -un año después, en 2007- en la alemana ciudad de Hamburgo, en el contexto de una exposición que conmemoraba lazos con san Petesburgo. El hilo conductor era el marco negro como leitmotiv y la obra de Malevitch. Recordemos cuán sagrado resultaba para el pintor ruso dicha obra, a la que confirió el carácter de icono religioso y ordenó situar sobre su féretro durante la instalación de su propia capilla ardiente.

La pieza construida en Vejer, un andamiaje recubierto de lona blanca, se enclava en un paraje desde el que se puede otear el azul de dos mares -el océano Atlántico y el mar Mediterráneo-. No es la primera ni la última vez que un artista de los convocados a la fundación andaluza dedican el trasunto de su obra artística al estrecho de Gibraltar como lugar de encuentro entre dos culturas. El blanco níveo de su superficie dialoga a la perfección con los colores parduzcos y verdes del paisaje mediterráneo, se mira y encuentra en los cercanos pueblos blancos de la provincia de Cádiz, de una luz casi hiriente. Y estimula un código de diálogo, respeto y entendimiento que, al menos, yo quiero ver, en esta década crispada y sinuosa que se abre con los trágicos sucesos de 2001 y todavía no consideramos del todo cerrada.



Fotografías de Pedro Alarcón por cortesía de NMAC Fundación Montenmedio.



La web del artista. 

El cubo blanco me lleva a hermosas conexiones con Rachel Whiteread. ¿Se acuerdan?



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20 sept 2011

me gusta lo que hace... Guilherme Callegari


Así, en general, me gusta lo que hace. Estas pinturas a medio camino entre el arte callejero y el cuadro en  la galería, con su poquito de spray, de acrílico y hasta de lápiz. Con el frágil elemento encontrado de la madera que asoma por abajo o el cartón que utiliza de vez en cuando. Me atrapa por su gama cromática, tan ácida y que me es tan afín; por su concepción espacial de lo abstracto -que no obstante, se oculta tras una leve gestualidad-. Y por su honestidad. Principalmente. Joven, desconocido y brasileño, Guilherme Callegari hace algo tan inhabitual e inesperado como describir a fondo sus influencias en el perfil personal que posee en flickr. Como si no tuviera nada que esconder.





Puedes echar un vistazo a sus trabajos aquí.


Por cierto. Me siguen gustando, y mucho, Ingo Giezendanner y Jon Burgerman. Cada uno en su rollo.






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19 sept 2011

tattone, de Josh Smith



Una cosa lleva a la otra; el lenguaje del color me resulta apasionante, de lo que puede deducirse que las pantoneras y las cartas de colores en general me entusiasman. Se entiende por tanto mi última entrada en el blog, y como consecuencia inevitable, ésta de hoy:

La fantástica idea de Josh Smith, creando un tatuaje temporal (sí, lo que viene siendo una calcamonía de toda la vida, de esas que se empapan con agua bajo el grifo antes de instalarlas correctamente en la piel) que describe exactamente nuestro tono y produce una de esas mágicas paradojas del diseño actual. Algo más que una anécdota recurrente, toda una declaración de principios.






Este tatuaje efímero (tanto más duradero cuanto menos aficionados seamos al agua) pertenece a una colección disponible en http://tatt.ly/, que colabora con diversos diseñadores y artistas. Le debemos esta iniciativa a www.swissmiss.com.

Si quieres ver más cosillas del autor, aquí lo tienes: http://joshsmithdesign.com/





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18 sept 2011

nuancier (muestrario)


Nos enseñan que siete son los colores del arcoiris, y cuando nos ponemos delante de la pantalla del ordenador resulta que en realidad trabajamos sobre unos pocos de millones de tonalidades distintas; también nos han malenseñado que el ser humano es poco más que blanco, negro o amarillo. 


En una apuesta por la diversidad, el artista Pierre David -que hasta hoy desconocía- va y crea una pantonera con los diferentes tonos de piel de cuarenta personas (más concretamente, trabajadores de un museo de El Salvador y los estudiantes de bellas artes de la misma localidad) fotografiando su epidermis y elaborando un particular y variopinto abanico de pieles. No contento con ello, encarga la fórmula química correspondiente a cada tono para fabricar la subsiguiente pintura acrílica, y pinta algunos muros de la exposición con los bellísimos colores resultantes, contrapuestos a las fotografías de los individuos con el torso desnudo.




El resultado es una sencilla reflexión que hace apología de la multiculturalidad y que posee una belleza indómita. Alguien podría decirnos algún día "me gusta tanto tu piel que pintaré mis paredes de ese color". Lo curioso es que el efecto puede ser maravilloso.



Más del artista: http://www.pierredavid.net/

No sería justo ocultar que he conocido esta info gracias a http://www.cuartoderecha.com/

Sería igualmente injusto atribuirme la idea de la última cita; se la debo a Evitilla, la coleccionista de ojos.

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